domingo, 2 de novembro de 2014

Desumanos....

Franklin Jose Brito Rodriguez, nacio el (5 de Septiembre de 1960, fallece el 30 de Agosto de 2010) fue un productor agropecuario, biólogo de profesión, a quien se le despojó de sus tierras en el asentamiento campesino La Tigrera, ubicado en el municipio Sucre del Estado Bolívar, al Suroriente de Venezuela. El despojo ocurrió en el año 2003, a través de cartas agrarias, una discutida figura jurídica utilizada por las instituciones del Estado dentro de la política de expropiación de tierras ociosas, o de particular interés colectivo. A diferencia de los latifundios, las tierras de Franklin Brito eran extensiones relativamente pequeñas, dedicadas al cultivo intensivo y a baja escala del productor y su familia (Tosta, 2010).
2004. Franklin Brito inicio por primera vez una huelga en la Plaza Miranda de Caracas en protesta por su despido "injustificado" y el de su esposa del Ministerio de Educación y por la expropiacion de un terreno de su propiedad en el estado Bolívar.
Posteriormente se traslada al Tribunal Supremo de Justicia donde se corta un dedo radicalizando así su protesta y la falta de respuesta de los organismos oficiales a su caso.
2005. el INTI ratificó la propiedad privada de Brito al otorgarle el registro agrario correspondiente y verificó nuevamente que no existiera solapamiento alguno con los documentos de sus vecinos.12
No obstante, Brito apeló ante las instancias judiciales pero su requerimiento fue declarado sin lugar al comprobarse que disfrutaba plenamente de las garantías de propiedad de sus tierras.
La respuesta del productor agropecuario a la decisión de la justicia venezolana fue mutilarse un dedo (meñique) el 11 de noviembre de 20053 4 ante las cámaras de televisión.
2006. Las autoridades devolvieron a Brito su terreno, pero no revocaron las cartas agrarias mediante las cuales su fundo la "Iguaraya" fue invadido. Además, recibió una indemnización de 150.000 mil bolívares.
2007. Acudió al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para solicitar un recurso de amparo, el cual fue negado.
2008. En el año 2008 el Gobierno Bolivariano decidió otorgar de manera gratuita una serie de beneficios sociales y de apoyo a la producción en vista del estado de salud del ciudadano Franklin Brito, lo cuales fueron:
- Se deforestaron 40 hectáreas. - Se entregó un tractor y una rastra. - Reparación de vehículo personal del Sr. Brito. (Caja y Motor) - Se le entregaron insumos agrícolas para 11 hectáreas de melón y 11 hectáreas de patilla. - Exoneración de un crédito de FONDAFA que tenía el Sr. Brito. - Se entregaron enseres domésticos varios (cocina, nevera, comedor, etc.).
2 de julio de 2009. Inició una huelga de hambre en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Caracas que se extendió por 154 días, tras lo cual el INTI se comprometió a anular las cartas agrarias.
4 de diciembre de 2009. El Instituto Nacional de Tierras (INTI) emitió un acto administrativo mediante el cual anuló las cartas agrarias de los terrenos que abarcaron las tierras de Brito. Franklin Brito insiste en que la revocación de las cartas agrarias no es legal y se niega a recibir la indemnización que le ofrecieron porque consideraba que el proceso no se realizó por los canales regulares. Días después, inició una nueva huelga en la sede de la OEA.
13 de diciembre de 2009. Efectivos de la Policía Metropolitana (PM) se presentaron en la sede de la OEA en Caracas y se llevaron a Franklin Brito al Hospital Militar. Sus familiares y su abogado indicaron que el traslado del biólogo fue contra su voluntad y que éste se negaba a recibir tratamiento médico y a consumir alimentos.
14 de diciembre de 2009. La Defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, manifestó que Franklin Brito no presenta "la mejor condición mental" y aseguró que las demandas del agropecuario han sido satisfechas. Indicó que se sugirió la intervención de las autoridades en el caso para preservar la vida de Brito. Informes de la Cruz Roja, el Hospital de Clínicas Caracas y el Colegio de Psicólogos afirman que Brito está en pleno uso de sus facultades mentales.6
27 de diciembre de 2009. Franklin Brito envió una carta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que este organismo intercediera a su favor y dictara una medida cautelar que le permitiera salir del Hospital Militar.
14 de enero de 2010. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a favor de Franklin Brito mediante las que se insta al Gobierno de Venezuela a que permita "el acceso, tratamiento y monitoreo de la situación de Franklin Brito por un médico de su confianza y/u ofrecido por la Cruz Roja Internacional".
1 de marzo de 2010. Franklin Brito decida retomar su huelga de hambre argumentando que el INTI no ha cumplido con lo que le prometió en el mes de diciembre y que existen actos de corrupción en la invasión de su fundo. Asimismo, rechaza que se le mantenga en el Hospital Militar.
5 de mayo de 2010. Brito cumplió 143 días de estar recluido en el Hospital Militar y 65 días de haber retomado su huelga de hambre. Se niega a recibir alimento e hidratación.
22 de mayo de 2010. Franklin Brito exige que se legalice la carta agraria que recibió sobre la titularidad de sus tierras y la indemnización del INTI. Aseguró que el dinero que recibió del instituto de tierras no tiene soporte legal y que por eso no lo recibe. Afirma que no hay documentos que avalen que los insumos, el tractor y los cheques que le dieron sean legales.
5 de junio de 2010. Ángela Brito, hija del productor agropecuario, indicó que el estado de salud de su padre es delicado. Señaló que Brito cumple ahora una huelga de sed, que ha comprometido a sus riñones.
8 de junio de 2010. Familiares y miembros de la sociedad civil solicitaron al Tribunal 23 de Control que permita que personal de la Cruz Roja Internacional atiendan a Franklin Brito, tal y como lo acordó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en las medidas cautelares otorgadas a favor del biólogo en enero.
12 de agosto de 2010. Brito radicalizó su huelga. Su hija anunció que suspendería el suero y sólo tomaría agua.
17 de agosto de 2010. Su hija Ángela informó que el estado de salud de su padre era sumamente delicado y se agravaba cada día más. El peso de Brito era de 38 kilos y su masa corporal no alcanzaba el 10%.
20 de agosto de 2010. Desde ese día Brito estuvo en un coma inducido en Terapia Intensiva.
30 de agosto de 2010. Fallece Franklin Brito en el Hospital Militar de Caracas. Los primeros informes señalan que sufrió un infarto.

quarta-feira, 1 de outubro de 2014

será tudo isso? Dá para ficar de olho?

COLUNA


O cineasta e colunista Arnaldo Jabor Foto: Divulgação

A lista dos perigos

Tenho vontade de registrar este texto em cartório, para depois mostrar aos eleitores da Dilma

O que acontecerá com o Brasil se a Dilma for eleita?
Aqui vai a lista:
A catástrofe anunciada vai chegar pelo desejo teimoso de governar um país capitalista com métodos “socialistas”. Os “meios” errados nos levarão a “fins” errados. Como não haverá outra “reeleição”, o PT no governo vai adotar medidas bolivarianas tropicais, na “linha justa” de Venezuela, Argentina e outros.
Dilma já diz que vai controlar a mídia, economicamente, como faz a Cristina na Argentina. Quando o programa do PT diz: “Combater o monopólio dos meios eletrônicos de informação, cultura e entretenimento”, leia-se, como um velho petista deixou escapar: “Eliminar o esterco da cultura internacional e a “irresponsabilidade “da mídia conservadora”. Poderão enfim pôr em prática a velha frase de Stalin: “As ideias são mais poderosas do que as armas. Nós não permitimos que nossos inimigos tenham armas, por que deveríamos permitir que tenham ideias?”
As agências reguladoras serão mais esvaziadas do que já foram para o governo PT ter mais controle sobre a vida do país. Também para “controlar”, serão criados os “conselhos” de consulta direta à população, disfarce de “sovietes” como na Rússia de Stalin.
O inútil Mercosul continuará dominado pela ideologia bolivariana e “cristiniana”. Continuaremos a evitar acordos bilaterais, a não ser com países irrelevantes (do “terceiro mundo”) como tarefa para o emasculado Itamaraty, hoje controlado pelo assessor internacional de Dilma, Marco Aurélio Garcia. Ou seja, continuaremos a ser um “anão diplomático” irrelevante, como muito acertadamente nos apelidou o Ministério do Exterior de Israel.
Continuaremos a “defender” o Estado Islâmico e outros terroristas do “terceiro mundo”, porque afinal eles são contra os Estados Unidos, “inimigo principal” dos bolcheviques que amavam o Bush e tratam o grande Obama como um “neguinho pernóstico”.
Os governos estaduais de oposição serão boicotados sistematicamente, receberão poucas verbas, como aconteceu em São Paulo.
Junto ao “patrimonialismo de Estado”, os velhos caciques do “patrimonialismo privado” ficarão babando de felicidade, como Sarney, Renan “et caterva” voltarão de mãos dadas com Dilma e sua turminha de brizolistas e bolcheviques.
Os gastos públicos jamais serão cortados, e aumentarão muito, como já formulou a presidenta.
O Banco Central vai virar um tamborete usado pela Dilma, como ela também já declarou: “Como deixar independente o BC?”
A inflação vai continuar crescendo, pois eles não ligam para a “inflação neoliberal”.
Quanto aos crimes de corrupção e até a morte de Celso Daniel serão ignorados, pois, como afirma o PT, são “meias verdades e mentiras, sobre supostos crimes sem comprovação...”.
Em vez de necessárias privatizações ou “concessões”, a tendência é de reestatização do que puderem. A sociedade e os empresários que constroem o país continuarão a ser olhados como suspeitos.
Manipularão as contas públicas com o descaro de “revolucionários” — em 2015 as contas vão explodir. Mas ela vai nomear outro “pau-mandado” como o Mantega. Aguardem.
Nenhuma reforma será feita no Estado infestado de petistas, que criarão normas e macetes para continuar nas boquinhas para sempre.
A reforma da Previdência não existirá pois, segundo o PT, “ela não é necessária”, pois “exageram muito sobre sua crise”, não havendo nenhum “rombo” no orçamento. Só de R$ 52 bilhões.
A Lei de Responsabilidade Fiscal será desmoralizada por medidas atenuantes — prefeitos e governadores têm direito de gastar mais do que arrecadam, porque a corrupção não pode ficar à mercê de regras da época “neoliberal”. Da reforma política e tributária ninguém cogita.
Nossa maior doença — o Estado canceroso — será ignorada e terá uma recaída talvez fatal; mas, se voltar a inflação, tudo bem, pois, segundo eles, isso não é um grande problema na política de “desenvolvimento”.
Certas leis “chatas” serão ignoradas, como a lei que proíbe reforma agrária em terras invadidas ilegalmente, que já foi esquecida de propósito.
Aliás, a evidente tolerância com os ataques do MST (o Stédile ja declarou que se Dilma não vencer, “vamos fazer uma guerra”) mostra que, além de financiá-los, este governo quer mantê-los unidos e fiéis, como uma espécie de “guarda pretoriana”, como a guarda revolucionária dos “aiatolás “ do Irã.
A arrogância e cobiça do PT aumentarão. As trinta mil boquinhas de “militantes” dentro do Estado vão crescer, pois consideram a vitória uma “tomada de poder.” Se Dilma for eleita, teremos um governo de vingança contra a oposição, que ousou contestá-la. Haverá o triunfo “existencial” dos comunas livres para agir e, como eles não sabem fazer nada, tudo farão para avacalhar o sistema capitalista no país, em nome de uma revolução imaginária. As bestas ficarão inteligentes, os incompetentes ficarão mais autoconfiantes na fabricação de desastres. Os corruptos da Petrobras, do próprio TCU, das inúmeras ONGs falsas vão comemorar. Ninguém será punido — Joaquim Barbosa foi uma nuvem passageira.
Nesta eleição, não se trata apenas de substituir um nome por outro. Não é Fla x Flu. Não. O grave é que tramam uma mutação dentro do Estado democrático. Para isso, topam tudo: calúnias, números mentirosos, alianças com a direita mais maléfica.
E, claro, eles têm seus exércitos de eleitores: os homens e mulheres pobres do país que não puderam estudar, que não leem jornais, que não sabem nada. Parafraseando alguém (Stalin ou Hitler?) — “que sorte para os ditadores (ou populistas) que os homens não pensem”.
Toda sua propaganda até agora acomodou-se à compreensão dos menos inteligentes: “Quanto maior a mentira, maior é a chance de ela ser acreditada” — esta é do velho nazista.
O programa do PT é um plano de guerra. Essa gente não larga o osso. Eles odeiam a democracia e se consideram os “sujeitos”, os agentes heroicos da História. Nós somos, como eles falam, a “massa atrasada”.
É isso aí. Tenho vontade de registrar este texto em cartório, para depois mostrar aos eleitores da Dilma. Se ela for eleita.


Leia mais sobre esse assunto em http://oglobo.globo.com/cultura/a-lista-dos-perigos-14086269#ixzz3EueslzLB 
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segunda-feira, 8 de setembro de 2014

Brincar é coisa séria

Rubem Alves conta como se apaixonou pela escola da ponte, em Portugal, um lugar único, onde alunos e professores convivem como amigos na fascinante experiência da descoberta. o escritor e educador - que estará no VII Congresso e feira de Educação Saber 2003 - fala sobre esse arrebatamento, num texto especial para educação

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Vou contar um caso de amor. Amor à primeira vista. Eu me apaixonei pela escola da ponte. Bastou vê-la para que um passado reverberasse dentro de mim não tenho memórias dolorosas do grupo escolar. As coisas a serem aprendidas eram fáceis e eu as aprendia sem esforço. Mas minha efervescência intelectual - pois as crianças também têm efervescências intelectuais - estava em outro lugar: no mundo que começava quando eu saía da escola.
Eu me levantava às 5h e me punha a andar pela casa fazendo barulho. Queria que os adultos dorminhocos despertassem do seu sono para o mundo maravilhoso que aparecia com a luz do dia. Minha curiosidade me levou a desmontar o relógio de pulso de minha mãe, o único que ela tinha. Queria saber como ele funcionava, aquela engrenagem fascinante. Infelizmente, não consegui montá-lo de novo.
No grupo escolar, nos ensinavam o que o programa mandava: o nome de serras, serra da Mata da Corda, do Espinhaço, da Bocaina; o nome de afluentes de rios distantes, dos quais a única coisa que aprendíamos eram... os nomes. O que me foi útil no exame de admissão, porque me perguntaram o nome da segunda maior ilha fluvial do mundo. Tupinambarana. Eu sabia o nome. Mas ainda hoje, nada sei sobre a ilha.
Era tempo da segunda guerra mundial. As batalhas entravam em nossa casa pelo rádio. "E Stalingrado continua a resistir." "Aviões aliados martelaram as posições nazistas no Vale do pó." meu pai afixou um mapa da Europa na parede e nele íamos seguindo os movimentos das tropas. A imaginação corria rapidamente e eu me sentia como um soldado na frente de batalha. O mapa, os países, o nome das cidades, dos rios, das montanhas - tudo estava vivo para mim.
Conto essas coisas da minha vida de menino para dizer que as crianças são curiosas naturalmente e têm o desejo de aprender. O seu interesse natural desaparece quando, nas escolas, a sua curiosidade é sufocada pelos programas impostos pela burocracia governamental. Pela minha vida tenho estado à procura da escola que daria asas à curiosidade do menino que fui. Pois, de repente, sem que eu esperasse, eu me encontrei com a escola dos meus sonhos. E me apaixonei.

Novas Formas de ver


Tudo começou em 2000, via internet. Um desconhecido de Portugal, Ademar Ferreira dos santos. Uma brasileira lhe havia dado um livrinho meu, Estórias de Quem Gosta de Ensinar. Ele gostou. Sem nos conhecermos pessoalmente, nos descobrimos amigos. Ele me convidou para ir a Portugal e falar aos professores da universidade de Braga e adolescentes de uma escola secundária.
Fui e fiz. Foi bom. Aí, numa manha, ele me disse: "vou levar-te a conhecer uma escola diferente.""Diferente como?", perguntei. "Não é possível dizer-te. tu verás." chegamos à escola. Na sua frente havia um pátio arborizado. Lá estava o diretor, professor José Pacheco. Mais tarde, aprendi que ele se recusa a ser chamado de diretor, por razões que explicarei mais tarde.
Minha expectativa era que o diretor, por um mínimo dever de cortesia, haveria de levar-me a conhecer a escola. Homem de poucas palavras, trocamos meia dúzia de banalidades. Vinha passando à nossa frente uma menina de uns 9 anos. Ele a chamou e disse: "Tu podes mostrar e explicar a nossa escola ao nosso visitante?" "Pois, pois", respondeu a menina, sem mostrar nenhuma surpresa. Ato contínuo, ele me abandonou e fiquei eu à mercê da menina.

Os primeiros sustos


Eu nunca tinha tido experiência que um diretor entregasse a uma aluna, menina de 9 anos, a tarefa de mostrar e explicar a sua escola a um educador estrangeiro.
A menina não se fez de rogada. Encaminhou-se resolutamente na direção da porta da escola e eu, obedientemente, a segui. Chegando à porta, ela parou, voltou-se para mim e disse em voz resoluta e confiante: "para entender a nossa escola, o senhor terá de se esquecer de tudo o que o senhor sabe sobre escolas. Não temos turmas, não temos alunos separados por classes, nossos professores não dão aulas com giz e lousa, não temos campainhas separando o tempo, não temos provas e notas."
Foi o segundo susto. As palavras da menina produziram um vazio na minha cabeça. Porque as escolas que conheço, mesmo as mais experimentais e avançadas, têm professores dando aulas, têm turmas, têm salas de aula que separam as crianças, têm provas e testes, têm notas e boletins para o controle dos pais.

Professores aprendizes


Perguntei: "E como é que vocês aprendem ?” “Ela me respondeu: “Formamos um pequeno grupo de seis pessoas em torno de um tema de interesse comum. Convidamos um professor para ser nosso assessor. Ele nos ajuda com informações bibliográficas e de internet. Estabelecemos, de comum acordo, um programa de trabalho de duas semanas. Durante esse tempo, lemos e pesquisamos. Ao cabo de duas semanas, nos reunimos para avaliar o que aprendemos e o que deixamos de aprender.”
"Percebi logo que naquela escola não podia haver livros-texto. Livros-texto são onde se encontram os saberes que, por escolha e determinação de uma instância burocrática superior, devem ser aprendidos pelos alunos. O conjunto desses saberes se denomina "programa". Mas acontece que a curiosidade não segue os caminhos determinados pela burocracia.
Sem livros-texto, as crianças têm de aprender a procurar os saberes necessários à compreensão do "tema de interesse comum". E os professores deixam de ser aqueles que sabem os saberes prescritos pelos programas. Eles se encontram permanentemente em suspenso ante o inesperado dos interesses das crianças. Os professores não são aqueles que sabem os saberes. São aqueles que sabem encontrar caminhos para os saberes. de qualquer forma, os saberes já se encontram em livros, bibliotecas, enciclopédias, internet. Acresce-se a isso o fato de que, hoje, os saberes se tornam rapidamente obsoletos.
Se os alunos tiverem os mapas e souberem encontrar o caminho, eles terão sempre condições de descobrir o que sua curiosidade pede. E os professores, por não saberem de antemão o que as crianças querem saber, têm de se tornar aprendizes junto às crianças. O tal "programa de trabalho de duas semanas", de que falou a menina, era para os professores também. Eles ensinam o aprender aprendendo junto. O que é muito mais divertido do que ficar, todos os anos, repetindo os mesmos saberes imobilizados pelos programas. Ficar a repetir o que se sabe, ano após ano, é, sem dúvida, uma prática emburrecedora.

Dentro da escola


Andamos um pouco e a menina abriu a porta da escola. Era uma grande sala, com muitas mesinhas, crianças pequenas, crianças grandes, algumas com síndrome de Down, todas juntas no mesmo espaço. Cada uma fazendo a sua coisa. Estantes com livros. Vários computadores. Algumas crianças lendo ou escrevendo. Outras consultando livros e a internet. Algumas professoras assentadas às mesinhas junto das crianças. Ninguém falava alto. Só sussurros. E ouvia-se, baixinho, música clássica.
Numa parede, em letras grandes, estavam várias frases relativas ao descobrimento do Brasil. Era o ano em que se comemoravam os cinco séculos da descoberta. "Que são essas frases?", perguntei. "Os miúdos [crianças] estão a aprender a ler. aqui não aprendemos nem letras, nem sílabas. Só aprendemos totalidades. Mas temos de aprender a ordem alfabética para consultar o dicionário." Outro susto: aprender a consultar o dicionário tão cedo?

Mistérios do dicionário


Ao nosso lado havia uma delas consultava um dicionário. Ajoelhei-me ao seu lado, para que nossos olhos estivessem no mesmo nível, e perguntei: "Tu estás a consultar o dicionário?" "Sim", ela me respondeu. "Procuras uma palavra que não conheces?" "Não, conheço a palavra." Eu não entendi e perguntei de novo: "Mas se conheces a palavra por que a procuras no dicionário?" Aí ela me deu uma resposta que me produziu outro susto. "É que estou a produzir um texto para os miúdos e usei uma palavra que, creio, eles não conhecem. Estou, assim, a preparar um pequeno dicionário que colocarei ao pé da página do meu texto para que entendam o que escrevi, posto que ainda não podem consultar o dicionário por não haverem ainda aprendido a ordem alfabética."
Fiquei assombrado. Aquela menina tinha clara consciência dos limites dos conhecimentos dos "miúdos". ela escrevia pensando neles. Naquela idade, já era uma educadora.

Os quadros de ajuda


Para que aquela menina estivesse escrevendo um texto para as crianças era preciso que não houvesse paredes separando-a dos "miúdos", que eles ocupassem o mesmo espaço e existisse entre eles relações de comunicação, confiança e responsabilidade. O texto que ela escrevia não fora um "dever" que a professora lhe passara. Ela o escrevia a pedido dos alunos mais novos.
Essa rede livre de comunicação, responsabilidade e ajuda estava silenciosamente exibida em dois quadros afixados na parede. Num deles estava escrito preciso que me ajudem em, no outro, posso ajudar em. Qualquer aluno que esteja com um problema, antes de procurar a professora, escreve o seu pedido no primeiro quadro: "Preciso que me ajudem em regra de três", e assina o nome, Fátima, por exemplo. Aí, o Sérgio, passando pelo quadro, vê a mensagem da Fátima e pensa: "A Fátima não sabe regra de três. Eu sei. Vou ajudá-la." E isso acontece naturalmente, é parte do cotidiano da escola. Não é preciso pedir licença à professora e nem há hora certa para se fazer isso.
O segundo quadro é o contrário: quando um aluno se sente competente em um saber, ele o anuncia aos colegas e se coloca à disposição. A capacidade de ensinar um saber a alguém vale por uma avaliação. E é o aluno quem a faz. É ele que se sente competente. Assim vão eles praticando as virtudes de ensinar, de aprender e de se ajudarem uns aos outros.

O grande tribunal


Eu me encontrava num estado de acontecendo? Ninguém falando alto, nenhuma professora pedindo silêncio, todos trabalhando, a música clássica. Aquilo não podia ser toda a verdade. Deveria haver algo mais. Perguntei à menina: "Mas vocês não têm alunos agressivos, indisciplinados, que gritam e perturbam a ordem?" "Temos. Mas para isso temos o tribunal de alunos. Quando um menino ou uma menina se comporta de maneira a perturbar a ordem nos termos que nós mesmos estabelecemos, o tribunal entra em ação e providências disciplinares são tomadas."
"Que coisa maravilhosa", eu pensei. Uma escola onde os professores não são responsáveis pela disciplina. E nem o diretor é a instância punitiva última, para onde são enviados os desordeiros. É a comunidade das crianças que cuida disso. Professores e diretor podem, assim, se dedicar aos desafios prazerosos de aprender junto com os alunos.

O último julgamento


Voltei à Escola da Ponte em 2001. Perguntei sobre o tribunal. O professor José Pacheco contou-me que o tribunal não existia mais. Fora abolido pela assembléia. Percebeu-se que ele era uma instância de punição e não de recuperação. E passou a relatar-me o incidente que produzira a sua dissolução.
Um aluno violento fora levado ao tribunal para responder por uma agressão. A assembléia da escola nomeou, como de praxe, um advogado de acusação. O réu escolheu um colega para defendê-lo. A assembléia se reuniu para o julgamento.
"A acusação foi devastadora", disse-me o professor José Pacheco. "Reuniu as provas e estabeleceu de forma cabal a culpa do réu. Eu pensei: ele está perdido, não há saída. entrou em ação o advogado de defesa. Ele não negou o que fora apresentado pela acusação, nem apresentou fatos que minimizassem a culpa do réu, mas lembrou aos membros do tribunal que todos eles eram Cristãos, freqüentavam a missa e o catecismo. E que, na igreja, se ensinava que o amor nos leva a ajudar aqueles que estão em dificuldades. Concluiu: `Pois esse colega tem estado em dificuldades há muito tempo e todos sabíamos disso. E agora estamos prontos a puni-lo. antes que o tribunal dê a sentença, e em nome da nossa coerência, quero que respondamos o que fizemos para ajudá-lo.'"
Esse foi o fim do tribunal. No seu lugar estabeleceu-se uma comissão de ajuda. Hoje, na escola da ponte, quando algum aluno começa a apresentar problemas de comportamento, essa comissão se adianta e nomeia colegas para ajudá-lo, com a missão de estar sempre por perto do dito aluno. E, quando se percebe que ele vai fazer algo inadequado, os colegas entram em ação para tentar dissuadi-lo.

O direito à alegria


A menina continuou a me guiar. Chegamos a uma mesa onde estava trabalhando uma aluna com síndrome de Down. Vi garota e pensei sobre sua convivência mansa com os seus colegas. Senti que sua presença ali era algo normal e feliz na rede de relação de solidariedade e de aprendizado que constitui a escola. Aquela menina era parte dessa rede. Com algumas peculiaridades e limitações, é claro. Mas, como todos os outros, ela se dedicava a aprender.
Se me perguntarem se ela conseguia seguir o programa, eu responderia dizendo que não há um programa a ser seguido numa ordem certa e num mesmo ritmo. Cada criança é única, com seus próprios sonhos, ritmos e interesses. A escola não pode destruir essa criança para amoldá-la a uma "forma".
O objetivo da escola é criar um espaço em que cada criança possa pensar os seus sonhos e realizar aquilo que lhe é possível, no ritmo que lhe é possível. Pensei que, nas escolas da minha memória, é comum que a preocupação dominante dos professores seja dar o programa. É isso que a administração pede deles. Não é incomum que professores, em conversas, falem em que lugar da "corrida" dos programas eles se encontram. É compreensível. Como partes da máquina burocrática, eles perderam a liberdade e se esqueceram dos sonhos antigos.
A educação não tem como objetivo preparar os alunos para ingressar no mercado de trabalho. O objetivo é criar as condições possíveis para a experiência da alegria. Porque é para isso que vivemos. A escola deve ser um espaço em que isso acontece. Parte das potencialidades daquela menininha tem a ver com saber viver no mundo dos ditos "normais". E parte das potencialidades das crianças ditas "normais" tem a ver com saber conviver com crianças diferentes - e ajudá-las. Isso também é alegria. Esse aprendizado de solidariedade é mais importante do que qualquer conteúdo de programa.

Cada aluno é único


Pensei: o que são programas? Programas são uma organização lógica de saberes dispostos numa ordem linear e que devem ser aprendidos numa velocidade igual, como se todos estivessem numa linha de montagem de uma fábrica.
Sobre que pressupostos se constroem os programas? Bem, o primeiro costuma ser mais ou menos assim: "A aprendizagem se dá numa relação entre o saber, abstratamente definido, e a inteligência da criança. A mediação entre saberes e inteligência se dá pela didática. Se a aprendizagem não acontece, o problema se encontra ou na inteligência deficiente da criança ou numa didática inadequada."
Um segundo pressuposto prega que "todas as crianças são iguais". É só isso o que justifica que os mesmos saberes sejam dados a todas as crianças. mas isso é patentemente falso. os sonhos das crianças das praias de alagoas, das montanhas de minas gerais, da Amazônia, das favelas, dos condomínios ricos não são os mesmos. então, qual é o sentido instrumental dos saberes abstratos igualmente prescritos a todas as crianças pelos programas? Não admira que sejam logo esquecidos. Só realmente aprendemos aquilo que usamos.
"Todas as crianças têm o mesmo ritmo. Por isso as crianças têm de aprender no ritmo em que as aulas são dadas." Ah, o ritmo das aulas. Toca a campainha, é hora de pensar português. Toca a campainha, é hora de parar de pensar português e começar a pensar matemática. Toca a campainha, é hora de parar de pensar matemática e começar a pensar geografia. E assim por diante. O ritmo e a fragmentação das aulas estão em completo desacordo com tudo o que sabemos sobre o processo de pensamento. Não é possível dar ordens ao pensamento para que ele pare de pensar numa coisa numa certa hora e comece a pensar em outra.
Mas há ainda um quarto pressuposto: "A avaliação da aprendizagem se faz por meio de provas e testes e os seus resultados são expressos em números." Confesso ainda não ter compreendido a função pedagógica desse procedimento. Sobre isso há muito a ser escrito.

Grandes horizontes


Na Escola da Ponte não há programas. Isso não quer dizer que a aprendizagem aconteça ao sabor dos desejos das crianças. Imagine um homem do campo, que só conheça as comidas mais simples: polenta, feijão, abobrinha, picadinho de carne. Imagine que ele venha à cidade e seja levado por um amigo a um restaurante. "Que é que o senhor deseja?", lhe perguntaria o garçom. Ele certamente responderia falando de polenta, feijão, abobrinha, picadinho de carne, pois esse é o seu repertório de pratos. Aí, o amigo lhe diria: "Quero sugerir que você experimente uns pratos diferentes."
Assim acontece na relação entre professores e alunos. Os professores sabem mais. É por isso que são professores. E uma de suas tarefas é "seduzir" as crianças para coisas que elas ainda não experimentaram. Eles lhes apontam coisas que nunca viram e as introduzem num mundo desconhecido de arte, literatura, música, natureza, lugares, história, costumes, ciências, matemática. "A primeira tarefa da educação é ensinar a ver", dizia o filósofo Nietzsche. Não é obrigatório que elas gostem do que vêem. Mas é importante que seus horizontes se alarguem.

O direito de não ler


O dia na Escola da Ponte se inicia de uma forma inusitada. Cada criança se assenta onde quer e escreve numa folha de caderno o seu plano de trabalho para aquele dia. Esse plano de trabalho está ligado ao seu projeto de investigação. Ao final do dia, comparando o realizado com o planejado, ela poderá avaliar o quanto caminhou. Eu imagino que deveria ser mais ou menos assim que o trabalho acontecia nas oficinas artesanais e de arte do renascimento: os aprendizes trabalhavam num projeto artesanal, ou de escultura, pintura, e, vez por outra, o mestre aparecia para avaliar, corrigir, sugerir.
Andando na Escola da Ponte, encontro um cartaz cujo título era: Direitos e Deveres das crianças em relação aos livros. O primeiro direito me deu um susto tão grande que nem li os outros. Foi susto por ser inesperado. Mas foi um susto bom. Até ri. Dizia assim: "Toda criança tem o direito de não ler o livro de que não gosta." Esse direito sempre me pareceu óbvio. Mas eu nunca o havia visto assim escrito de forma clara, numa escola, para que os alunos o lessem. As escolas da minha memória jamais fariam isso. Porque é parte do seu dever burocrático fazer com que as crianças leiam os livros de que não gostam.
Há professores que ensinam literatura para desenvolver uma postura crítica nos seus alunos. Mas esse não é o objetivo da literatura. Lê-se pelo prazer de ler. Por isso, refugo quando pessoas falam sobre a importância de desenvolver o hábito de leitura. Isso é o mesmo que dizer que é preciso desenvolver nos maridos o hábito de beijar a mulher. Hábitos são comportamentos automatizados que nada têm a ver com prazer. Lê-se pela mesma razão que se dá um beijo amoroso: porque é deleitoso, porque dá prazer ao corpo e alegria à alma.

As duas caixas


 Já resumi minha teoria de educação dizendo que o corpo carrega duas caixas. Uma delas é a "caixa de ferramentas", onde se encontram todos os saberes instrumentais, que nos ajudam a fazer coisas. Esses saberes nos dão os "meios para viver". Mas há também uma "caixa de brinquedos". Brinquedos não são ferramentas. Não servem para nada. Brincamos porque o brincar nos dá prazer. É nessa caixa que se encontram a poesia, a literatura, a pintura, os jogos amorosos, a contemplação da natureza. Esses saberes, que para nada servem, nos dão "razões para viver".
A "caixa de ferramentas" guarda muitos livros: manuais, listas telefônicas, livros de ciências. Na "caixa de brinquedos" estão os livros de literatura e poesia que devem ser lidos pelo prazer que nos dão. Obrigar uma criança ou um adolescente a ler um livro de que não gosta só tem um resultado: desenvolver o ódio pela leitura. É o que acontece com os jovens que, preparando-se para o vestibular, são obrigados a ler os "resumos". A receita certa para destruir o prazer da leitura é colocar um teste ao seu final para avaliar o aprendido. Ou pedir que se faça um fichamento do livro lido.

Leis e direitos


Numa parede da escola se encontravam as "leis". Mais importante que as leis era o fato de que elas tinham sido sugeridas e aprovadas pela assembléia de alunos. Aquele documento representava a vontade coletiva de crianças, professores e funcionários. Era o seu "pacto social" de convivência. Lembro-me de alguns itens. "Todas as pessoas têm o direito de dizer o que pensam sem medo." "Ninguém pode ser interrompido quando está falando." "Não se deve arrastar as cadeiras fazendo barulho."
O item que mais me comoveu e que é revelador da alma daquelas crianças foi esse: "Temos o direito de ouvir música enquanto trabalhamos, para pensar em silêncio." Entendi, então, a razão da música clássica que se ouvia baixinho.

Acho bem e acho mau


Ao final da minha caminhada inaugural pela Escola da Ponte, a menina me indicou um computador. "Nesse computador se encontram dois arquivos", ela explicou. "Um se chama acho bem, o outro, acho mal." Qualquer pessoa pode usar o computador para comunicar aos outros o que acha bem e o que acha mal. Um ninho de passarinho num galho de árvore, um ato do presidente da república, o aniversário de um colega, um livro divertido - tudo isso pode estar no acho bem. No acho mal, eu encontrei: "Acho mal que o Fernando fique a dar estalos na cara da Marcela." pensei logo: "Esse é candidato ao tribunal..."
As crianças haviam aprendido que há palavras grosseiras, chulas, que não devem ser usadas. No seu lugar usam-se outras palavras sinônimas. É o caso do verbo "cagar", que não deve ser usado em situação alguma. Mas pode-se usar o sinônimo "defecar" que, sem ser elegante, pelo menos não ofende. Pois uma menina escreveu: "Acho mal que os meninos vão a defecar na privada e deixem a tampa toda cagada." Menina genial! Ela sabia que o dicionário estava errado. Cagar e defecar não são palavras sinônimas, muito embora o dicionário assim o declare. Se ela tivesse escrito "Acho mal que os meninos vão a defecar na privada e deixem a tampa toda defecada", sua indignação teria perdido toda a força literária. Porque aquilo que os meninos faziam na tampa da privada não era defecar; era "cagar" mesmo, uma coisa chula e grosseira.

O todo e as partes


A menina já me havia informado do princípio central da pedagogia da Escola da Ponte, ao me explicar como os miúdos aprendiam a ler: "Aqui não aprendemos nem letras e nem sílabas. Só aprendemos totalidades." As disciplinas isoladas são o resultado da tendência de análise e especialização que caracterizam o desenvolvimento das ciências ocidentais. A nona sinfonia, de Beethoven, não é o conjunto de suas notas. Ela não se inicia
com notas e acordes. A totalidade vem primeiro e é só em relação a ela que as partes têm sentido. Assim é o corpo: uma entidade musical. Nenhuma de suas partes tem sentido em si mesma. É a melodia central do corpo que faz as partes dançarem. Mas os nossos jovens, diante do vestibular - e é preciso não esquecer que os programas das escolas se orientam no sentido de preparar para o vestibular -, trazem consigo as partes desmembradas de um corpo morto: uma soma enorme de informações que não formam um todo significativo. Física, química, biologia, história, geografia, literatura, como se relacionam? Fazem-se então esforços inúteis de interdisciplinaridade. Inúteis porque o todo não se constrói juntando-se as partes.



A Escola da Ponte me mostrou um novo mundo em que crianças e adultos convivem como amigos na fascinante experiência de descoberta do mundo. Aprender é muito divertido. Cada objeto a ser aprendido é um brinquedo. Pensar é brincar com as coisas. Brincar é coisa séria. Assim, brincar é a coisa séria que é divertida.
Quando falo que me apaixonei pela Escola da Ponte, estou dizendo que amo aquelas crianças. Gosto delas. e elas também gostam de mim. Voltar à Escola da Ponte já está se tornando rotina. Quando lá chego, sou afogado por centenas de "beijinhos". Comove-me a amizade daquelas crianças. Sinto que o maior prêmio para um professor é quando os alunos se tornam amigos dele. Um verdadeiro professor nunca sofre de solidão.
Uma entrevistadora brasileira perguntou a uma menina: "Quem é Rubem Alves?" a menina respondeu: "É um velhinho que conta estórias." As crianças podem me chamar de velhinho. Não me importo. Mas somente elas.


*Rubem Alves é escritor, autor de dezenas de livros, entre eles A Escola com que Sempre Sonhei sem Imaginar que Pudesse Existir (Papirus, 120 págs., r$ 22), em que conta sua experiência na Escola da Ponte. Rubem Alves será um dos palestrantes do VII Congresso e Feira de Educação saber 2003, que acontece de 11 a 13 de setembro, no palácio das convenções do Anhembi, em São Paulo. Mais informações no site www.saber2003.com.br**os www.saber2003.com.br**os azulejos que ilustram esta matéria foram século XX (edições Inapa, 280 págs.) Leia a matéria na íntegra www.revistaeducacao.com.br/r_alves.php
www.revistaeducacao.com.br/r_alves.php

domingo, 27 de julho de 2014


Vejam que mensagem fantastica !!!!!
 
repassando com prazer.
 
Monica Schalka
Em semana de termos chulos, entro na onda. Estou de SACO CHEIO de ouvir o tal do Lula falar em trabalhadores como se esses fossem uma classe específica de quem ...recebe baixos salários. Sou casada há quase 30 anos com um super trabalhador. Entrou em uma faculdade de primeiríssima aos 16 anos, formou-se aos 21, aos 24 anos já sustentava uma família e , desde então, tem trabalhado ininterruptamente.
Por mais de 30 anos, Lula, esse trabalhador acorda todos dias ås seis e meia da manhã. Cumpre uma jornada de 10 a 12 horas diárias de trabalho. Finais de semana gastos com a empresa são rotina. Paga impostos milionários que só Deus --- e talvez você e seu grupo — saibam para onde vão. Passou sua vida inteira se aprimorando em estudos e criou 3 filhos dentro desses mesmos valores. Filhos estudiosos e já trabalhadores também, colaborando em impostos e avanços em nossa sociedade.
Portanto, Lula, ainda no embalo dos jargões da semana, hoje somos elite, sim! Com muito orgulho, com muito amor e, acima de tudo, com muito esforço. Nos tornamos elite ås custas de empenho, sacrifícios e muita dedicação. Em minha casa, meus filhos quando querem evoluir, trancam-se em um quarto e estudam. Estudam muito. E dessa forma galgam novos patamares. Algo bem distinto do que o "prodígio" Lulinha faz…
Assim, já que xingar uma “dama” é deselegante, — no que concordo integralmente, ainda mais sendo ela uma autoridade — deixo para você minha indignação com o que tenta fazer deste país: Lula, vá tomar no cú você! Com todas as poucas letras que a palavra contém... (Chego até lamentar serem tão poucas...)
Acompanha uma fotinho minha, bem de elite, sim. O colar que está no pescoço, porém, se foi, levado por um assaltante que deixou bem claro que "se nem o presidente estuda e rouba pra caralho, por que eu também não posso fazer o mesmo..??” Como vê, Lula, existem trabalhadores e "trabalhadores”. Fico feliz por não fazer parte do mesmo grupo que você e "meu/seu" assaltante.
E aos amigos que nunca me viram usar de palavrão, deixo aqui minhas desculpas... Espero que entendam essa exceção.

sexta-feira, 2 de maio de 2014

Generación Y


Posted: 30 Apr 2014 09:15 PM PDT
Raúl Castro durante un acto públicoRaúl Castro durante un acto público
Los gritos, las pancartas, las consignas coreadas por miles de voces, le hacen despertar sensaciones dormidas, extintas. Mira el mar de gente que pasa frente a la tribuna y un latido desigual golpea su pecho. El rostro rojo, las pupilas dilatadas, la piel erizada y la mandíbula en tensión. Son los primeros síntomas de la excitación que provocan en los caudillos las multitudes. Un ritual del que necesitan echar mano cada cierto tiempo, para eludir la soledad del poder.
Los autócratas se inventan marchas, procesiones inmensas, desfiles fastuosos –“los más grandes del mundo”- en los que se regocijan con su propia autoridad. Saben que ellos, y sólo ellos, pueden obligar a salir de la cama –en plena madrugada- a millones de personas, subirlas a los ómnibus, anotar el nombre de cada asistente y ponerlos a discurrir por una gran plaza. Para dejar claro quién manda, envían el mensaje a través de una muchedumbre que corea su nombre, los venera y les da gracias. Una “masa” a la que jamás se atreverían a bajar, con la que no se codean, a la que temen y que –en su interior- desprecian.
Hoy, en la plaza de la Revolución, un anciano con gafas de sol presidirá el acto del primero de mayo. Días antes ha hecho investigar cada azotea cercana al lugar, ha instalado guardias en los puntos más altos de la ciudad y calculado cuán a tiro podría estar la tribuna. Su propio nieto se mantendrá cerca para protegerlo y una flotilla de autos lo esperará “en caso de que ocurra algo” y deba escapar. No se fía de la misma multitud que él ha citado.
Tiene miedo de su propia gente el autócrata. Miedo y recelo. El sentimiento es mutuo. Sabe que los cientos de miles de cabecitas que ve desde la altura están allí… porque le temen, no porque le quieren.

segunda-feira, 28 de abril de 2014

Posted: 23 Apr 2014 01:38 AM PDT
En estos tiempos que corren, en que los grandes medios de prensa apenas si logran salir de la crisis, muchos se preguntan ¿cómo hacer un buen periódico? La cuestión no sólo incluye el contenido a elegir, sino también cómo lograr que resulte rentable y el dilema entre el formato digital o el papel. No hay fórmulas claras. Pequeños sitios webs se erigen –en poco tiempo- como referencia informativa, mientras algunos colosos de la noticia caen en los números rojos y la pérdida de lectores. Nadie sabe a ciencia cierta por dónde irá la prensa del futuro.
Acostumbrados al salto tecnológico y a quemar etapas, los cubanos muy probablemente pasaremos de una prensa oficial, monopolio de un único partido, a una multitud de medios que pujarán por ganar protagonismo. El día en que quede legalizada la existencia de periódicos no gubernamentales, numerosas publicaciones –hoy clandestinas- podrán leerse abiertamente y hasta comprarse en el estanquillo de la esquina. Aunque para ese momento falta todavía, vale la pena irse preparando.
Si pudiera resaltar al menos una característica imprescindible de la prensa, elegiría la interacción con los lectores. La relación estrecha entre el redactor de la información y su receptor, es vital para que un periódico se acerque a las exigencias de la modernidad y de la objetividad. Justo por estos días en que en La Habana, damos los últimos retoques a un nuevo medio digital nos ayudaría mucho escuchar vuestras opiniones. Sin ustedes, sólo se lograría un medio más que se hable a sí mismo, efímero e intrascendente.
Así que vuelvo a la carga y les pregunto ¿Cómo hacer un buen periódico?¿Qué temas sugieren que tratemos en sus páginas? ¿Qué secciones valdría la pena incorporar al sitio? ¿Cómo involucrarlos a ustedes en la elaboración del contenido? ¿Con qué firmas imprescindibles deberíamos contar? ¿Algún modelo o ejemplo a seguir? Y la gran interrogante ¿Se puede hacer un periodismo de calidad en medio de las actuales condiciones de Cuba?
Las respuestas pueden dejarlas en los comentarios de este blog, el módulo de debate de Dontknow o colocarlas en la página “Contacto”. ¡Gracias de antemano, por ayudar a darle rasgos al bebé antes del nacimiento!